El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, afirmó que el derrocamiento del ex presidente egipcio, Mohamed Mursi, que tuvo lugar a principios de julio, es una muestra de la debilidad del islam político.
«Creo que, a largo plazo, los regímenes islamistas radicales van a fracasar, ya que no ofrecen la emancipación adecuada que se necesita para desarrollar un país económica, política y culturalmente», señaló Netanyahu en una entrevista concedida al semanario alemán «Welt am Sonntag».
En ese sentido, el mandatario hebreo destacó que él pensaba que el islamismo no está capacitado para hacer frente a la revolución de la información ni a la economía global, al tiempo que apuntó que el mismo «va hacia el medievalismo en medio de una oleada de modernidad».
Por otra parte, Netanyahu agregó que el tratado de paz entre Egipto e Israel permanece intacto, en medio de una oleada de ataques por parte de grupos yihadistas presentes en la península del Sinaí contra las fuerzas de seguridad apostadas en la zona.
Es la primera vez que el primer ministro israelí se refiere oficialmente al golpe de Estado en Egipto. Hasta ahora, el premier hebreo prefirió guardar un estricto silencio acerca de los hechos en el país vecino e instó tampién a los ministros de su Gobierno a no hacer declaraciones al respecto.
Los Acuerdos de Camp David - firmados en 1979 por los entonces presidente egipcio, Anwar Sadat, y primer ministro israelí, Menajem Begin, mediante los cuales Egipto e Israel firmaron la paz - limitan a Egipto a desplegar a sus Fuerzas Armadas o armamentos pesados en las regiones norte y este de la península. Sin embargo, el Gobierno hebreo aceptó más de una vez que tropas egipcias entren en el Sinaí para hacer frente a los terroristas.
La península del Sinaí, limítrofe con Israel y la Franja de Gaza, alberga a numerosos grupos islamistas que intensificaron en los últimos dos años sus ataques contra policías y soldados, aprovechando el vacío de seguridad dejado por la caída del Gobierno de Hosni Mubarak.
La violencia aumentó desde el golpe de Estado contra Mursi, miembro de la organización islamista Hermanos Musulmanes.
Los geupos yihadistas atacaron bases de fuerzas egipcias de forma prácticamente diaria causando numerosos muertos y heridos.
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