Ana Frank es más que un nombre y una persona. La joven judía se convirtió en un símbolo de lucha contra el nazismo, gracias a la publicación de «El diario de Ana Frank» que escribió entre 1942 y 1944.
En los últimas días se sumó otro dato de valor inconmensurable para perfeccionar la historia de la figura mundial. Ya había salido a la luz que la joven murió a los 15 años de tifus un mes antes de lo que se suponía. Ahora podría haber aparecido una fosa común, donde estarían los restos de Frank.
La tumba fue encontrada cerca de Bergen-Belsen, en lo que se supone era un camino que unía el campo de concentración con una unidad del Ejército alemán.
Con ayuda de sobrevivientes del campo nazi, los investigadores dieron con el sitio.
En la fosa, también podrían estar los restos de su hermana Margot, que murió poco antes que ella, y los de Jan Verschure, un miembro de la resistencia holandesa.
De hecho, el nieto de Verschure fue el encargado de llevar a cabo la investigación y detalló que logró hallar la tumba gracias a un mapa que le entregó uno de los sobrevivientes.
La zanja tiene 16 metros de largo por cuatro de ancho.
Según el diario británico «Daily Mail», Jens-Christian Wagner, director del programa en memoria de quienes murieron en Bergen-Belsen, dio a conocer la información.
Entre 1941 y 1945, más de 70.000 personas murieron en este campo de concentración ubicado en el norte de Alemania.
El hallazgo de esta fosa se suma a otro descubrimiento, revelado en marzo pasado: la joven judía falleció un mes antes de lo creído. Se suponía que había muerto el 12 de marzo de 1945, una cruel jugada del destino, ya que las tropas aliadas liberaron el lugar el 15 de abril, apenas unas semanas después.
Sin embargo, una investigación de la Casa-Museo de Ámsterdam dedicada a honrar su memoria develó que la niña falleció realmente un mes antes, en febrero de ese mismo año.
El diario de Ana Frank, publicado en 1947, se convirtió en símbolo de la lucha por la vida contra el horror del nazismo. Fue escrito por la joven judía mientras estuvo escondida junto a su familia, entre 1942 y 1944, detrás de lo que fue el almacén de su padre en la ciudad de Ámsterdam.
Los Frank eran alemanes y huyeron del Tercer Reich en los años '30, cuando la presión sobre los judíos impulsada por Adolf Hitler ya se tornaba insoportable.
Se instalaron en Holanda, pero este país cayó bajo la bota nazi en 1940 y el fantasma de la persecución racial los volvió a alcanzar allí.
Ana, su hermana mayor Margot y sus padres lograron ocultarse, junto a otro matrimonio, su hijo y un dentista - todos judíos alemanes -, hasta que una delación los hizo caer en manos de las SS.
Según el «Daily Mail», pese al hallazgo es poco probable que se pueda confirmar definitivamente la presencia en la fosa de los restos de la adolescente.
El director del complejo conmemorativo de Bergen-Belsen señaló que los cadáveres nunca serán exhumados por respeto a las normas del judaísmo, que prohíben abrir las sepulturas.
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