Un dispositivo para la normalización de la carga cardíaca o balón de contra pulsación caval, ideado por el cardiólogo venezolano José Herrera, fue seleccionado y premiado en Israel, entre los 10 finalistas de más de 700 concursantes de invenciones cardiovasculares, presentados en el ICI 2016 (interventional cardiovascular innovations) con sede en Tel Aviv.
El llamado «balón Herrera», calificado como una novedosa alternativa para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca, obtuvo el 2° lugar o Runner Up, en el evento anual organizado por científicos de Israel, ante la industria medica mundial.
El baloncito o catéter colocado en la arteria caval, permite reducir el torrente sanguíneo en caso de hemorragias y da tiempo para que el paciente cardíaco sea sometido a tratamiento, con medicina convencional de emergencia, para lograr su progresiva recuperación, en los momentos de infartos.
Regocijado por el triunfo que acaba de lograr, el médico venezolano, popularmente conocido en Margarita, su tierra natal, como Cheo Herrera, dijo que su dispositivo actualmente en evaluación por médicos y organizaciones cardiovasculares de Israel y Estados Unidos, asegura que su dispositivo permitirá una mejor calidad de vida a pacientes del corazón, con menos hospitalizaciones y menos medicamentos.
Este logro internacional alcanzado en Tel Aviv es un nuevo aval para la aprobación del dispositivo por la FDA (Federal Drug Administration) y las pruebas de seguridad y eficacia, para ponerlo disponible en el mercado médico farmacéutico.
«Fue una experiencia extraordinaria lograr este premio internacional, para el cual se pusieron a prueba todos los recursos y estrategias de nuestro equipo para competir en tan importante evento donde nuestra idea y dispositivo paso la prueba de eminentes jueces de talla mundial», dijo.
Herrera, quien contó con la cooperación de equipos profesionales, manifestó que el reconocimiento logrado en Israel, es un gran triunfo para Venezuela.
«Los médicos venezolanos estamos demostrando que estamos a la altura de los compromisos y somos capaces de producir soluciones a problemas complejos», expresó.
«Nos metimos en la cueva del lobo y salimos bien. Fue un día muy tenso. Los jueces iban llamando uno a uno y nos fueron evaluando como un examen final. Mi hijo, también experimentado cardiólogo, y yo estuvimos respondiendo preguntas claves por aproximadamente veinte minutos, luego de una exposición inicial ante el jurado calificador», dijo Herrera.
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