«Israel tiene un déficit monstruoso, ominoso y creciente», afirmó el nuevo ministro de Finanzas israelí, Yair Lapid, que se encontró con un desequilibrio fiscal «mucho peor del que esperaba» cuando asumió la cartera hace una semana y media, informó hoy el diario económico local «Globes».

«El panorama que emerge lentamente ante mí es mucho peor del que imaginaba. Olviden palabras como 'déficit' o 'crisis fiscal', lo plantearé de forma mucho más simple: Vine a renovar la casa pero descubrí que hay un descubierto. ¿Qué tipo de descubierto? Monstruoso, ominoso y creciente», advirtió en un texto a los simpatizantes de su partido, el centrista Yesh Atid.

En esta semana en la cual se festeja Pesaj, Lapid señaló que, «como Moisés, haré lo correcto, aunque no sea popular, a fin de que una generación entera esté en los lugares adecuados».
 
«Será un camino largo; no será popular. Tomaré decisiones difíciles», declaró en un vídeo publicado en su perfil de Facebook.
 
Ya antes de los comicios, los analistas israelíes coincidían en que el Gobierno que saliese de las urnas se vería abocado a subir de nuevo los impuestos y recortar el gasto público para evitar una operación especulativa de los mercados.
 
Lapid mantuvo estos días reuniones con miembros destacados de su ministerio y con el Gobernador del Banco de Israel, Stanley Fischer, además de conversar por teléfono con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jacob Lew, para familiarizarse con la situación.
 
El titular de Bienestar Social y compañero de partido, Meir Cohen, ya advirtió de que defenderá con uñas y dientes en las discusiones presupuestarias las partidas sociales, aún a costa de una «guerra entre hermanos».
 
«Hay muchos otros sitios donde sobra, pero no en lo social, y pelearé sin concesiones», subrayó Cohen.
 
Poco antes de las elecciones del 22 de enero, Israel reconoció una desviación del déficit del 2% previsto a un 4,2%, unos 10.440 millones de dólares.
 
Eso pese a haber aumentado en un punto (del 16 al 17%) el IVA y el IRPF y haber recortado los presupuestos ministeriales el pasado septiembre.
 
Los analistas calculan que hará falta recortar aún más el gasto público (en torno al 4%) y subir otro punto el IVA para aumentar la recaudación en unos 5.000 millones de shekels (1.300 millones de dólares), a fin de reducir el déficit por debajo del 3%, objetivo del Gobierno y tope al que está limitado por ley.
 
En base a un plan diseñado antes de los comicios, el ministerio de Finanzas estudia aumentar a partir de 2020 y de forma progresiva la edad de jubilación de 67 a 70 años para los hombres y de 62 a 65 para las mujeres, informó el diario digital «The Times of Israel».
 
También está sobre la mesa la reducción del servicio militar masculino obligatorio de 36 a 28 meses. El femenino se mantendría en los actuales dos años.
 
Se recortaría en 5.000 millones de shekels (1.372 millones de dólares) el presupuesto de Defensa, en 3.500 millones los subsidios por hijo (960 millones de dólares) y en 3.000 millones (823 millones de dólares) los salarios del sector público.
 
Además, se paralizarían grandes proyectos de infraestructuras, como la ampliación de la autopista que une Jerusalén y Tel Aviv, la construcción de un tranvía en Tel Aviv, la rehabilitación del mayor incendio en el Monte Carmel y la extensión del servicio ferroviario.
 
La pasada semana, en su primera reunión, el consejo de ministros aprobó aumentar de 45 a 135 el número de días para presentar los presupuestos de 2013, que sustituyan a la prórroga de los del año pasado con que se opera actualmente.
 
Las cuentas deberán ser presentadas en 85 días al Parlamento, que tendrá otros 50 para pasarlo.

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