Después de dirigir dos campañas electorales en las que los slogans fueron «Peres dividirá Jerusalén» y «Tzipi y Buyi (Herzog) entregarán los territorios», el premier israelí, Binyamín Netanyahu, decidió que una cosa son comicios y otra enfrentar la realidad. El Gabinete de seguridad adoptó medidas sin precedentes para detener la violencia en la ciudad tres veces santa.
De la oficina de Netanyahu señalaron que tropas del Ejército reforzarán a la policía y pondrán vallas en los accesos a los barrios árabes de Jerusalén Este, que serán sitiados por fuerzas de seguridad.
Además, se destruirán las casas de quienes cometan ataques unos días después; no se esperará meses como se hizo en varios casos, y se revocará la residencia de sus familias en Jerusalén.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desplegaron dos batallones adicionales en la División de Judea y Samaria, tres compañías para el perímetro de Jerusalén-Cisjordania y dos batallones de refuerzo en la frontera con Gaza a causa de los disturbios que se producen también allí.
El despliegue masivo de las FDI en Jerusalén, el primero desde la Guerra de los Seis Días en junio de 1967, y el estado de sitio impuesto en la parte oriental, que divide de facto a la capital israelí, da por tierra con el mito de que la ciudad es unida e indivisible.
Queda por ver cómo el Gobierno logrará que las nuevas medidas reciban el visto bueno de la Corte Suprema de Justicia, ya que sobre Jerusalén (y sobre todos sus habitantes) rigen leyes que contradicen estas normas aplicables hasta ahora únicamente en caso de «estado de guerra».
Por el momento, el asesor jurídico del Gobierno, Yehuda Weinstein, no se pronunció al respecto.
Unas horas antes de la reunión de urgencia del Gabinete de seguridad, Netanyahu afirmó en una sesión especial del Parlamento que «Israel ajustará cuentas con los asesinos».
«Israel ajustará cuentas con los asesinos, con los que intentan asesinar y con los que les ayudan. No sólo revocaremos sus derechos, sino que les haremos pagar el precio exacto de sus crímenes», dijo.
«Emplearemos todos los medios para traer la calma de vuelta a los ciudadanos de Israel», añadió y aseguró que adoptó «una serie de medidas 'audaces' para acabar con la incitación y el terrorismo que serán aplicadas cuanto antes», aunque en ese momento no las desveló.
«Estamos centrados en nuestra misión de combatir a los asesinos materiales e intelectuales y estoy seguro de que las acciones que tomemos harán llegar el mensaje a la otra parte de que con el terrorismo no se gana», adelantó.
Durante su intervención en la Cámara, Netanyahu también se dirigió al presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, al que solicitó «dejar de incitar al odio y de mentir» y le exigió «luchar contra los extremistas que hacen que personas inocentes paguen el precio».
«No convierta a los asesinos en héroes», solicitó en referencia al ensalzamiento de los muertos en ataques como «mártires» por la causa palestina y advirtió de que, en caso de un deterioro de la situación, «la instigación de Hamás y de la AP serán los responsables».
«Para restaurar la calma y la estabilidad que ambos pueblos necesitan debe actuar como se le pide», instó a Abbás y aseguró que Israel, por su parte, «hará lo que tenga que hacer».
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