La Corte Suprema de Israel autorizó la demolición de casas de terroristas palestinos que ejecutaron ataques contra israelíes en los meses recientes.
La presidenta del del Tribunal Supremo, la juez Miriam Naor, rechazó las apelaciones presentadas por grupos de derechos humanos en contra de la medida punitiva utilizada por las autoridades israelíes para disuadir a palestinos de llevar a cabo atentados terroristas.
Naor admitió el daño que la medida causa a las familias que no son responsables directos de los delitos, pero añadió que «en ciertas circunstancias al Estado no le queda otra opción».
Las casas que serán demolidas se ubican en Cisjordania, en Ramallah, en Nablus (Shjem) y en el campo de refugiados de Qalandia (entre Jerusalén y Ramallah), indicó un protocolo de la corte proporcionado por el vocero de la autoridad israelí de tribunales.
Esas casas pertenecen a las familias de palestinos responsables de casos como el asesinato del matrimonio Henkin en un tiroteo en Cisjordania el 1 de octubre, delante de sus cuatro hijos,
Las viviendas a demoler son las de los tres terroristas, Yahya Haj Hamed, Kerem Razek y Yet Samir Kusa, arrestados tras haber sido señalados por Israel como miembros de una célula de Hamás.
Las otras dos, que se encuentran cerca de Ramallah y en Qalandiya, serán destruidas debido a un ataque de apuñalamiento en Jerusalén Oriental, donde los terroristas mataron a dos personas el 3 de octubre y otros ataques letales desde junio.
La juez, sin embargo, aceptó una de las solicitudes para evitar la demolición de un edificio de ocho pisos en el cual una familia renta un departamento, porque pertenece a un tercero no involucrado en los hechos. No obstante, la familia será desalojada.
A principios de 2005, un comité del Ministerio de Defensa determinó que la medida no era eficaz para impedir los ataques. Grupos de derechos humanos también sostienen que la medida es un castigo colectivo injusto.
No obstante, el gobierno israelí señaló que establecerá un mecanismo que acelere la demolición de casas de terroristas.?
La decisión del Tribunal Supremo tuvo lugar tras una viva querella entre éste por un lado y la ultraderecha y parte del gobierno por otro.
Uno de los principales aliados de la coalición gubernamental del primer ministro Binyamín Netanyahu, el ministro de Educación, Naftali Bennett, acusó abiertamente al Tribunal Supremo de «frenar el combate contra el terrorismo» porque no aprobaba con suficiente rapidez esas demoliciones.
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