El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, afirmó que «Israel se felicita por la liberación de Jonathan Pollard». «Después de tres largas y difíciles décadas, Jonathan está por fin reunido con su familia», señaló, y pidió a sus ministros no dar muestras de triunfalismo.
«Luego de haber puesto este tema sobre la mesa con los presidentes estadounidenses durante muchos años, esperaba este día con impaciencia», añadio el primer ministro.
Pollard, un judío norteamericano que espió a favor de Israel, salió este viernes de prisión luego de treinta años de una reclusión calificada como desmesurada por el Estado hebreo.
El anuncio de su liberación llegó desde Israel donde, sin sorpresas, también se registraron reacciones de júbilo.
«Puedo confirmar que Jonathan Pollard está libre», dijo sin dar más precisiones el portavoz de su principal grupo de apoyo en Israel.
Más tarde, vestido con una camisa con cuello abierto y pantalones claros, Pollard salió de la corte de Nueva York, donde esperaban numerosos periodistas, y se subió a un auto.
La familia de Pollard afirmó que él quería establecerse en Israel, aunque ahora no podrá dejar Estados Unidos en los próximos cinco años, debido a las condiciones para su liberación.
Por ahora, se mudó a Nueva York con su segunda mujer, con la que se casó en prisión. Sus abogados afirmaron que tiene un trabajo asegurado en el departamento de finanzas de una empresa de inversiones.
Sus abogados pidieron a la corte federal de Manhatan que retirase el monitoreo invasivo por GPS, el toque de queda, las restricciones de viajes y el seguimiento del uso de su computadora.
Pollard sufre un edema, que causa hinchazones crónicas y requiere que lleve medias ortopédicas, además de una severa diabetes, que hace que sea peligroso para él usar cualquier tipo de resistencia en su tobillo o pierna, según los documentos de la corte.
El hombre, que cuenta actualmente con 61 años de edad, fue durante varias décadas una manzana de la discordia entre Israel y Estados Unidos, donde sucesivos presidentes, desde Ronald Reagan hasta Barack Obama, rechazaron su liberación anticipada.
Ni hablar entonces de un viaje de Pollard a Israel, donde un gran número de habitantes están dispuestos a recibir a quien consideran como un idealista que sacrificó su libertad por la seguridad de los israelíes.
Pero esa no es la opinión de altos responsables del Pentágono o de la CIA, que no olvidan que el espía entregó por dinero miles de documentos clasificados como secretos de defensa a su aliado estratégico.
Los abogados de Pollard mostraron en los últimos días una gran discreción, rehusando dar declaraciones o detalles sobre las intenciones de su cliente una vez puesto en libertad.
Ese mutismo fue compartido por las autoridades de la prisión de Butner, que solicitaron el jueves a los periodistas que permanecieran fuera del recinto y no dieron precisiones sobre la hora en que Pollard sería puesto en libertad.
El ahora ex prisionero habría asegurado que obtendría un empleo y que tendría un lugar de residencia en la misma región neoyorquina, aunque según sus allegados él desea establecerse en Israel con Esther Zeitz, una joven canadiense con quien se casó.
Diplomado en Stanford, Pollard fue declarado culpable en 1987 de haber proporcionado a Israel, desde junio de 1984 hasta su arresto en noviembre de 1985, miles de documentos secretos sobre las actividades de espionaje de EE.UU, principalmente en los países árabes.
Los documentos que filtró habrían permitido a Israel, por ejemplo, bombardear en 1985 el cuartel general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en ese momento basada en Túnez, y asesinar al número dos de esa agrupación, Abu Yihad, en Túnez en 1988.
Pero para EE.UU, el espía con motivaciones venales causó un daño considerable a los intereses norteamericanos en plena Guerra Fría.
Según ciertas fuentes, Pollard habría entregado a otros países, además de a Israel, ciertas informaciones cruciales, que pudieron haber terminado en manos de la Unión Soviética.
Pollard obtuvo en julio pasado la promesa de su liberación condicional, unos días después del anuncio de un acuerdo entre las potencias occidentales y Teherán sobre el programa nuclear iraní. Los observadores habían sugerido en ese entonces que se trataba de un gesto de compensación de Washington hacia Israel.
Pero varios expertos descartaron esa hipótesis. «Esta liberación condicional probablemente ayude a las relaciones con Israel malheridas tras el acuerdo con Irán, pero no fue generada por ello», explicó Michael Brenner, director del Centro de estudios de Israel en la American University de Washington.
Notas relacionadas:
Netanyahu pidió a EE.UU que Pollard llegue a Israel
EE.UU: Aprueban libertad condicional para Jonathan Pollard
Israel: Tratan de separar a Pollard de acuerdo con Irán