Los atentados de Egipto y París, y la intensificación de los bombardeos sobre el Estado Islámico (EI) por Francia, Rusia y Estados Unidos, alejan cada vez más las posibilidades de reactivar las negociaciones entre Israel y la Autoridad Palestina (AP) al desplazar nuevamente el tema de la agenda internacional.
«Creo que está claro ya para todos que la solución de dos Estados no ocurrirá durante la Administración de Obama», anunció en ese sentido el embajador estadounidense en Israel, Dan Shapiro, en una charla con Israel en línea.
Fue el último clavo a un ataúd con un muerto que nadie sabe dónde y cómo enterrar, pero que sucumbió a una cadena de eventos internacionales e intereses políticos locales que erosionan cada vez más la posibilidad de separar a palestinos e israelíes en dos Estados.
«El Estado binacional es una situación que ninguna de las partes desea, pero que se va haciendo más probable en medio de este parón diplomático», aseveró Shapiro en una lectura de la situación para los dos próximos años.
La última vez que las partes se sentaron a negociar fue a principios de 2014, en un proceso impuesto por el secretario de Estado, John Kerry, que acabó conduciendo a una nueva y devastadora guerra entre Israel y Hamás en Gaza.
Fue Francia la que, con los palestinos apelando al Consejo de Seguridad de la ONU, recogió a finales de 2014 el estandarte de la diplomacia, con una propuesta para poner fin al conflicto en 18 meses.
Nada había fraguado, cuando París se vio sorprendida por los ataques al «Charlie Hebdo» y un supermercado judío el pasado enero, lo que sumado a las celebración de elecciones en Israel en marzo y a las negociaciones internacionales sobre el programa nuclear de Irán fueron retrasando la iniciativa.
En junio, después de ocho meses de trabajo, el ministro de Exteriores galo, Laurent Fabius, tanteó a las partes en una visita a la región, que sin ofrecer grandes perspectivas dejaba abierta una puerta que se cerró definitivamente con los sangrientos atentados de París hace dos semanas y la guerra contra el EI.
«Los atentados neutralizaron completamente la actividad de uno de los principales actores en este conflicto», cree Shapiro.
En una - inusual en él - visión pesimista de la situación, considera que todo «se complicó», y que el estallido de la última ola de atentados es el síntoma de una desesperación porque «o se siembra esperanza en la gente o estalla la violencia. No hay nada en medio», asevera.
El embajador advirtió en ese sentido que la «falta de un horizonte para los palestinos no acabará en los cuchillos», y está convencido de que «pronto ambas partes empezarán a pagar un muy alto precio», en alusión a la incorporación de grupos armados palestinos y el uso de armas mucho más destructivas.
La cuestión pasa para Shapiro por una intervención urgente de Washington para que presione a Israel a hacer ciertas concesiones que mejoren la vida de los palestinos, porque en este momento sólo se puede «gestionar el conflicto y no resolverlo».
En medio de las turbulencias internacionales y regionales, Kerry visitó la zona la semana pasada para pedir contención a las partes, aunque de poco sirvió.
«Tenía la esperanza de algún compromiso de las partes, pero mientras estaba reunido con Netanyahu, un avión ruso fue derribado por Turquía, y la agenda cambió completamente», afirmó el diplomático.
«En esas circunstancias, cuando la Administración de Obama está ocupada con llamadas a las 3.00 de la mañana sobre lugares tormentosos como Siria», Shapiro valoró que Washington «invertirá esfuerzos en la región, sólo si Israel y la AP demuestran una verdadera voluntad».
«Una voluntad que se ve bloqueada por las circunstancias políticas internas en el Gobierno israelí y en los dos palestinos de Ramallah y Gaza», agregó.
«En el primero, el extremismo de los partidos más nacionalistas hacen imposible cualquier concesión significativa de Netanyahu para calmar a los palestinos, al menos mientras no cambie su coalición», explicó.
«En cuanto a los palestinos, ni Hamás ni Al Fatah están interesados en completar la reconciliación. Uno porque perdería el control de Gaza y el otro porque el precio de la sociedad con los islamistas es demasiado alto, por lo que la desconexión con la calle seguirá en tanto no se convoquen elecciones generales», opinó Shapiro.
Foto: Gentileza Alberto Mazor
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