El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, exhortó a la comunidad internacional a que condene el ataque contra una sinagoga en Cisjordania, acción que definió como «otro acto resultante de la instigación palestina».
El ataque, llevado a cabo por varios desconocidos, que sacaron del armario varios libros de la Torá, los amontonaron y quemaron, ocurrió en una sinagoga construida cerca del asentamiento judío de Karmei Zur en memoria de tres adolescentes israelíes secuestrados y asesinados por miembros de Hamás, en julio de 2014.
El inmueble estaba vacío en el momento del ataque, y de acuerdo con una investigación preliminar, los autores apilaron los libros y les prendieron fuego antes de darse a la fuga.
Netanyahu condenó el ataque en la reunión semanal de su Gobierno y aseguró que hará todo lo que esté en su mano para llevar a los autores ante la justicia.
«Pero espero que todos los que, tanto en Israel como en el mundo, condenan con razón cada profanación cometida en una mezquita, mantengan la misma actitud ante este acto abominable», manifestó.
Por su parte, el titular de Defensa israelí, Moshé Yaalón, afirmó que las imágenes de los libros quemados «eran impactantes» y que «cualquiera que enseñe a odiar a los judíos es responsable de este suceso horrendo».
El presidente de Israel, Reuvén Rivlin, expresó su confianza en que los autores del ataque sean llevados ante la justicia con celeridad.
Por su parte, el ministro de Educación, Naftali Bennett, señaló que «la quema de libros en una sinagoga parece sacada de las peores noches de la historia de nuestro pueblo», en alusión a la persecución de judíos en Europa en la Edad Media y durante el nazismo, que solía incluir el incendio de sus centros de oración y libros de rezo.
Fuentes policiales dijeron que en el suceso, ocurrido al concluir el Shabat, no hubo ninguna víctima, pero los libros de rezo acabaron calcinados.
Según dichas fuentes, las huellas de los sospechosos conducen a la vecina aldea palestina de Halhul, en el sur de Cisjordania, que se encuentra en un lugar donde en 2014 fueron hallados los restos de los tres adolescentes judíos que fueron secuestrados y asesinados por terroristas palestinos.
El lugar no está habitado de forma permanente y es usado como lugar de reunión y oraciones por círculos juveniles de los asentamientos alrededor.
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