Rabinos y parlamentarios religiosos, contrarios a matrimonios mixtos, criticaron al primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, tras las revelaciones de la prensa de que su hijo tiene una novia que no es judía.

El periódico noruego «Dagen» inforrmó que Yair Netanyahu (23) sale con Sandra Leikanger (25), una joven noruega que estudia en un centro académico en Tel Aviv y que su familia es evangélica.

Según el periódico, Netanyahu explicó a su homólogo noruego, con el que se reunió recientemente en Davos (Suiza), que la pareja había pasado vacaciones en Noruega.

«Es un problema grave. Estoy seguro de que el primer ministro está triste», afirmó el rabino Nissim Zeev, miembro del partido ultraortodoxo sefaradí Shas en declaraciones al diario «The Jerusalem Post». Según Zeev, Netanyahu debe demostrar su «responsabilidad nacional» de líder judío.

Por su parte Moshé Feiglin, diputado del ala más radical del Likud, el partido de Netanyahu, señaló en declaraciones al mismo rotativo que esa relación era «muy lamentable».

Por su parte la organización ultranacionalista y religiosa Lehavá, que rechaza el casamiento entre judíos y no judíos, especialmente árabes, instó a Netanyahu a que «impida esa relación».

«Su padre, el profesor Ben Zion Netanyahu, se estará revolcando en la tumba», afirmó el director de Lehavá, Bentzi Gopshtain, en Facebook.

«Sus nietos, como usted sabe, no serán judíos», advirtió Gopshtain.

La oficina del primer ministro, que estuvo casado entre 1981 y 1984 con Fleur Cates, una mujer no judía, se negó a comentar el asunto.

Fotos de Yair y Sandra, tomadas en Noruega, fueron publicadas en Facebook. Su relación sentimental desató una ola de reacciones en varios sitios web de Israel.

Incluso algunos recuperaron imágenes de hace dos años de Yair con un gorro de Papá Noel, junto a un árbol de Navidad con guirnaldas y luces. La frase era «mi hijo cristiano», pero la oficina de Netanyahu calificó el hecho como «una broma banal».

Levahá es la misma organización extremista que exigió en 2010 a la modelo israelí, Bar Refaeli, que no se casara con su entonces novio, el actor Leonardo Di Caprio, «para no dañar a las generaciones futuras al mezclar su sangre con la de un no judío».

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