Faltaban diez días para que la primavera llegara nuevamente en aquel 1973. Mientras que en nuestro país se esperaba ansiosamente que Perón ganara las elecciones que se realizarían el 23 de septiembre, al otro lado de la cordillera los aviones sobrevolaban la sede gubernamental, el Palacio de la Moneda, prestos a descargar sus bombas.La primavera no arribaría por muchos años a Chile. Un invierno de terror y muerte llegaría de la mano de los genocidas Pinochet, Leight, Merino y Cía y era el prólogo de los años de niebla y plomo que se extendería por buena parte de América Latina.