Dice Freud en «El Malestar de la Cultura» que existe un irremediable antagonismo entre las exigencias pulsionales del sujeto y las restricciones impuestas por la cultura. A mayor satisfacción de las pulsiones, menor participación en el área social.
Hace unos días apareció un estudio realizado en la Universidad de Brunel respecto de si es conveniente o no borrar a un ex de Facebook. La investigación, liderada por una psicóloga de apellido Marshall, recomendaba contra toda lógica, no borrarlo.
Muchas veces tomamos palabras prestadas de otros campos para persuadir o embellecer con conceptos verosímiles aplicables a lo que queremos significar. En estas circunstancias hacemos uso de la retórica, cuya definición es precisamente ésa. Se trata del arte del bien decir, de embellecer, de conmover hasta convencer.
El matrimonio es, sin duda, la mayor contribución al auge del divorcio. Así y todo la humanidad trata de derrotar esta suerte contraria y continúa casándose. Pretender escribir sobre un tema tan serio, espinoso y vertebral de nuestra sociedad occidental y judeo-cristiana exigiría un grado de sabiduría del que carezco. El tema exige una rigurosidad muchas veces cercana a la fe, además de una profunda investigación.
Con la muerte de Neil Armstrong - el hombre que diera «el pequeño paso» en la Luna - se abre el espacio para un balance de aquel suceso, que podría revelarnos que no se trató de ningún salto gigantesco. ¿Existieron avances científicos decisivos para la humanidad, gracias al alunizaje? ¿O se trató de un frente abierto durante los años de la Guerra Fría? ¿De qué sirvieron los 382 kgm. de piedras lunares?
Últimamente he escuchado la frase «odio a...» Madonna, Jennifer López, Gwyneth Paltrow y hasta George Clooney, sólo por nombrar algunos famosos que trascienden por algún atributo artístico y gozan de cierta popularidad.
Las murallas del Kremlin son uno de los límites de la mítica Plaza Roja. Frente al Mausoleo que conserva el cadáver momificado de Lenín se encuentran los almacenes Gum, un shopping de una suntuosidad notable. Nada queda de aquella revolución de octubre que auguraba una primavera para el mundo. Mientras Lenín es una momia que atrae a una reducida cantidad de nostálgicos y curiosos, los almacenes convocan una multitud de turistas que se sienten partícipes del triunfo del capitalismo.
Me defino como una mujer observadora de la realidad. Siento una necesidad visceral de describir escenas que llaman mi atención. Es mi manera de experimentar los hechos; escribiéndolos.
La teoría de los géneros literarios ha sufrido cambios en los últimos años. Ya nada es tan puro como solía ser. No he leído demasiada «ciencia ficción». Entiendo por ésta el género que mezcla - en dosis que desconozco - ficción, literatura fantástica y unas pizcas de terror.
Hago mi chequeo médico anual. Visito al cardiólogo que elegí de la cartilla médica bajo dos requisitos: el primero, que atienda cerca de mi hogar; el segundo, que haya obtenido el título habilitante en universidad competente. Esto último nunca lo puedo constatar. No conozco aún al especialista.