Cientos de aficionados del equipo de fútbol de primera división israelí, Betar Jerusalén, insultaron desde las gradas al propietario del club, Arcadi Gaydamak, quien se encuentra actualmente en Rusia, por su intención de contratar a dos jugadores musulmanes de Chechenia para reforzar el conjunto.
Centenares de fanáticos de la institución jerosalimitana, relacionada con la derecha política israelí, que no admiten que en su equipo figuren jugadores árabes o musulmanes, desplegaron ayer en el Estadio Teddy de la capital de Israel una gran pancarta en la que se podía leer la leyenda racista «Betar puro para siempre».