Al final de una calle sin asfaltar, en las tranquilas afueras de un pueblo del norte de Israel, varios agricultores cultivan una especie de marihuana que, según ellos, alivia síntomas de ciertas enfermedades crónicas sin producir efectos psicóticos.
Al otro lado de una valla con la inscripción «Tikún Olam» (Reparar el mundo, en hebreo), el equipo afirma haber creado la primer planta de marihuana israelí sin prácticamente rastro de THC (tetrahydrocannabinol), la sustancia que droga y que puede tener serios inconvenientes para los consumidores.