La Oficina del Fiscal del Estado hizo hecho su intención de exigir al tribunal que aplique una depravación moral al ex primer ministro israelí, Ehud Olmert, en el caso del Centro de Inversiones. El pedido de condenarlo a seis meses de servicio comunitario se materializó, frente a la confusión de algunos expertos que iban a pedir su encarcelación.

La fiscalía también pidió una multa y una condena condicional en la Corte del Distrito de Jerusalén, tanto para ex primer ministro como para Shula Zaken, la ex directora de la oficina de Olmert, quien también fue condenada.

Tras las críticas de los republicanos, el lobby pro-Israel y algunos demócratas prominentes, el Partido Demócrata norteamericano modificó su plataforma al agregar una mención a Dios y declarar a Jerusalén como la genuina capital de Israel.

El anuncio se produjo en las primeras horas del segundo día de la Convención Nacional Demócrata, donde, en medio de abucheos, el presidente de la misma, el alcalde de Los Ángeles Antonio Villaraigosa, dictaminó que las modificaciones habían sido aprobadas a pesar de la oposición de muchos delegados.

Los miembros del Gabinete de Seguridad israelí podrían ser sometidos al detector de mentiras a instancias del primer ministro Binyamín Netanyahu, informaron medios locales.

El martes pasado, el jefe de Gobierno suspendió de manera intempestiva la reunión del órgano debido, afirmó, «a filtraciones» en la cita convocada el lunes, en la cual Irán y su programa de desarrollo nuclear ocupaban un lugar predominante.

Este miércoles se cumplen 40 años de uno de los episodios más trágicos del olimpismo, el secuestro en Múnich de once deportistas israelíes por parte de un comando terrorista palestino que se saldó con 17 muertos y que puso en evidencia las escasas medidas de seguridad adoptadas por el país anfitrión.

El aeropuerto militar de Fürstenfeldbruck, donde fueron asesinados nueve deportistas - otros dos ya habían sido abatidos en la villa olímpica -, un policía alemán y cinco de los ocho terroristas tras una operación fallida para salvar a los rehenes, será escenario de un acto conmemorativo en recuerdo de las víctimas.

«Indignados» israelíes llevan manifestándose las últimas tres semanas frente a la casa del ministro de Defensa hebreo, Ehud Barak, para advertir de las consecuencias que podría conllevar un ataque militar a Irán.

Parlamentarios israelíes se negaron a firmar una carta de apoyo a la postura del primer ministro, Binyamín Netanyahu, quien insiste en propiciar el lanzamiento de un ataque militar contra las instalaciones nucleares de Irán, mientras manfiestaciones de calle protestan contra «una posible acción irresponsable».

Dos semanas después de su pública crítica al primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y al titular de Defensa, Ehud Barak, y su decisión de atacar a Irán, el presidente Shimón Peres ratificó su oposición al ataque y aseguró que «Israel es más fuerte que nunca; no hay que subestimar las amenazas, pero no se preocupen por ellas».

El anuncio fue realizado durante una ceremonia de homenaje a los reservistas celebrada en la residencia presidencial y a la cual también asistieron Barak y el jefe del Estado Mayor del Ejército, Benny Gantz.

Durante su primera entrevista luego de su salida de la cárcel, el 4 de mayo de este año, Hagai Amir, hermano del asesino del ex primer ministro de Israel, Itzjak Rabín, y cómplice del crimen, lejos de sentirse arrepentido, ratificó el hecho y aseguró que el asesinato de Rabín fue en base y defensa de la ley judía.

En una entrevista publicada por la revista 972, Amir, quien fue puesto en libertad después de haber estado 16 años en la cárcel, reveló que el asesinato llevaba dos años de gestación cuando su hermano, Yigal, lo llevó a cabo «como un precepto judío».

El ex juez del Tribunal Supremo de Israel, Eliyahu Winograd, arremetió contra un posible ataque a Irán y acusó al primer ministro, Binyamín Netanyahu, y al titular de Defensa, Ehud Barak, de desoír los consejos de los altos mandos.

«Todos los jefes y ex jefes del Ejército, del Shin Bet y del Mossad están diciendo no a un ataque», dijo Winograd, quien presidió la comisión nacional que investigó los errores de Israel en la Segunda Guerra del Líbano en 2006, en declaraciones a la radio militar, «Galei Tzáhal», al sumarse a una larga lista de altos mandos y políticos que advierten de las nefastas consecuencias que podría tener para Israel una operación contra las instalaciones nucleraes de Irán».

El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, instó a las potencias mundiales a marcar una «clara línea roja» para limitar las actividades nucleares de Teherán, y dijo que no habían podido convencer a la comunidad internacional de impedir a Irán obtener armas nucleares.

Los comentarios de Netanyahu son una muestra más de la creciente impaciencia de Israel para con su principal aliado, Estados Unidos, y otros países que han presionado para dar más tiempo a la diplomacia y las sanciones y evitar un ataque israelí en solitario en contra Irán.

Estados Unidos redujo significativamente ejercicios militares previstos con Israel, muy probablemente debido a desacuerdos sobre cómo enfrentar el programa nuclear iraní, escribe la revista «Time».

La revista, que cita «fuentes bien ubicadas en ambos países», asegura que Washington redujo en más de dos tercios el número de efectivos que irán a Israel y rebajó la cantidad y la potencia de los sistemas de interceptación de misiles que se usarán en las maniobras conjuntas «Desafío severo 12» previstas para octubre.