Desde que Bibi está en el gobierno, Sara Netanyahu siempre supo ser noticia, especialmente en lo que a personal de servicio se refiere. Algunas veces ellos comentan que vuelan zapatos, otras insultos y groserías o todo vuelve la calma después de alterados ataques de histeria.
El asunto no pasaría a mayores si todos esos conflictos se registrarían en el marco de una familia común y corriente. Pero tratándose de una persona que tiene que ocuparse de los misiles de Hamás y Hezbolá, el terrorismo islamista, Egipto, Siria, Irán y Turquía, la próxima declaración de un Estado palestino en la ONU o de calmar a cientos de miles de indignados que llenan las calles de Israel cada semana con sus aspiraciones sociales, ya es para que no podamos dormir sin valium.