Tras casi dos semanas de creciente tensión, motivada por una sucesión de crímenes que dejaron un total de siete víctimas mortales, tres de ellas niños, Francia vivió con inquietud, expectación y cierto alivio el fin de Mohamed Merah, un terrorista vinculado a Al Qaeda, sospechoso de tales asesinatos.
Las próximas elecciones en Israel son superfluas. Netanyahu ya ganó. Bibi será elegido para un tercer mandato con una amplia mayoría. Nadie va a quitárselo.
Después de los asesinatos de científicos nucleares en Irán, no era necesario saber quiénes los habían cometido; lo que realmente importaba es que los iraníes estén convencidos de que fue el Mossad. La única pregunta que cabía hacer en esos momentos era cuándo intentarían vengarse. Pues bien, en estas últimas semanas pudimos ver que ya empezaron.
Esta es la última semana en la que Dorit Beinish preside la Corte Suprema de Justicia de Israel y nada podía ser más significativo para su despedida que su veredicto de derogar la «Ley Tal», que exime a los jóvenes ultraortodoxos del servicio militar, por considerarla inconstitucional y discriminatoria, y que pretendía ser prolongada por el Gobierno y la Knéset.
Hace dos semanas, Bibi fue el gran ganador en las elecciones primarias del Likud. Sin embargo, también es consciente de que el partido que lo puso en el cargo de primer ministro se le está yendo de las manos. El Likud tomó distancias de él.
Esta semana, el Reino Unido tildó de «contraproducente, desestabilizadora y provocadora» la política de Israel a raíz de su intención de ampliar el barrio de Har Homá en Jerusalén.