No hay caso, Bibi está desesperado. Apenas dos meses atrás, luego del discurso en el Congreso de EE.UU, su popularidad en Israel superaba el 60% y ahora no llega ni al 30. Realmente no sabe qué hacer. Si algo caracteriza a Bibi es que ante cualquier problema siempre sabe sacarse un as de la manga. Para asuntos de seguridad lo tiene a Barak; si pasa algo con los palestinos, siempre está Peres para sacarlo del barro; si hay que promulgar leyes ultranacioalistas, nadie mejor de Liberman.