Un sondeo de intención de voto realizado por el Instituto Panel Politics que dirige el Dr. Menajem Lazar, y publicado en el Canal de TV del Parlamento israelí, determinó que el partido de centro-izquierda Grupo Sionista recibiría 24 escaños en la Cámara mientras que el Likud descendería a 21.
Un estudiante israelí arrojó agua a la diputada árabe Hanín Zoabi durante un acto electoral en el Centro de Derecho y Empresariales de Ramat Gan.
Los hechos ocurrieron durante un mitin electoral por invitación de un grupo de estudiantes israelíes de origen palestino que estudian en ese centro académico, al que también acudieron activistas nacionalistas de varios partidos.
Zoabi, una conocida y polémica parlamentaria local del partido árabe Balad, fue insultada por algunos de los estudiantes que la llamaron «terrorista» y trataron de impedir la celebración del mitin.
A tres semanas de las elecciones generales en Israel, el Grupo Sionista encabezado por el laborista Itzjak Herzog, aventaja en dos puntos en intención de voto al Likud, partido del primer ministro, Binyamín Netanyahu.
Así se desprende de los datos de una encuesta divulgada por el Canal 2 de la televisión israelí, que otorga a la lista conjunta de Herzog con la dirigente de Hatnuá, Tzipi Livni, 24 escaños, seguida por el Likud con 22.
El interrogante ideológico de explicar qué es el sionismo cobró sorprendente actualidad en la campaña electoral israelí que es más reñida de lo esperado.
En un intento por quitar votos a la derecha de Netanyahu, la oposición relativamente liberal cambió su nombre a Grupo Sionista, lo que dio pie a una polémica sobre un tema que se creía resuelto con la fundación del Estado judío y el reconocimiento internacional.
Las mujeres judías ortodoxas hartas de que se las esquive en la política israelí organizaron su propio partido para que se les reconozca su representatividad social y se oiga su voz.
«Hay muchos muros de miedo para las mujeres judías ortodoxas en sus comunidades y no tienen a quien acudir en el Parlamento», afirmó Ruth Colian (33), israelí ortodoxa y madre de cuatro hijos, citada por «Haaretz».
Tres argentinos, dos del sector de centroizquierda y uno de ultraderecha, todos de larga trayectoria profesional, tendrían posibilidades de ser ministros en Israel si en las futuras elecciones generales del 17 de marzo se conformara una coalición de unidad nacional que los incluyera.
Uno de ellos es el economista Manuel Trajtenberg, recientemente afiliado al laborismo, partido que formó alianza con Hatnuá, de la ex ministra de Justicia, Tzipi Livni, y que participa en los comicios con el nombre Grupo Sionista.
La Corte Suprema israelí ha anulado la descalificación de los candicatos Hanín Zoabi y Baruj Marzel, que podrán participar así en las elecciones legislativas el próximo 17 de marzo. La decisión fue tomada por una mayoría de ocho jueces contra uno.
La Comisión Electoral Central descalificó la semana pasada a la diputada árabe Hanín Zoabi por 27 votos a favor y 6 en contra. La medida contó con el apoyo de todos los partidos políticos con la excepción de Meretz y la Lista Conjunta de los partidos árabes.
La primera propuesta de ley que tiene intención de presentar el partido Israel Beiteinu en el próximo Parlamento que saldrá de las elecciones del 17 de marzo será la «pena de muerte para los terroristas», según afirmó el líder de esa lista y ministro de Exteriores, Avigdor Liberman.
En una conferencia en Tel Aviv, Liberman aseguró que «si no se ejecuta a los terroristas, estamos llamando a que haya más y más terrorismo».
El Comité Electoral Central de Israel aprobó la descalificación de la diputada Hanín Zoabi, del partido árabe israelí Balad, y del candidato Baruj Marzel, de la lista Yajad-HaAm Itanu, para que no puedan presentarse a las elecciones legislativas que se celebrarán el 17 de marzo.
La decisión sobre Zohabi, apoyada por 27 votos a favor y 6 en contra, y la de Marzel, con 17 a favor y 16 en contra, tiene que ser ratificada o rechazada por la Corte Suprema.
El líder del Grupo Sionista, Itzjak Herzog, indicó que líderes europeos y de EE.UU están molestos porque «Netanyahu incita el debate sobre el problema nuclear de Irán por razones políticas, convirtiéndolo en un punto de fricción con Obama».