El deterioro de las relaciones con Turquía y las reacciones de Egipto ante el asalto a la Embajada de Israel deberían indicar a Netanyahu que no renovar las tratativas con los palestinos pone en riesgo nuestros pactos en la región.
Las actuales protestas en todo Israel no están motivadas sólo por el problema de la vivienda, ni por el de la educación, la salud o la falta de asistencia social; tampoco por el de la paz o por lograr una reducción de las brechas sociales.
En Sinaí somos testigos de la realidad de facto de un tercer estado terrorista entre nosotros y Egipto, donde la indiferencia por parte de la Autoridad Palestina constituye nada menos que un acto de evasión de la responsabilidad.
El grito que se escucha en las protestas en Israel - "El pueblo exige justicia social" - puede ciertamente confundirse con un pedido de caridad, como si los manifestantes dijeran: "Su Alteza Real, la gente quiere pan".
Por primera vez la lucha social en Israel tiene chance. El gobierno no puede desviar la atención de las protestas populares con la excusa del proceso de paz. No hay ningún proceso de paz en marcha, ni siquiera en apariencia.
La era del Israel unido y solidario se acabó. El proceso fue largo, pero el momento de concientización es corto, muy doloroso y se está desarrollando en estos mismos instantes.
El muro de aislamiento que rodea a Israel en la ONU no va a reducirse ni un solo centímetro, incluso si Canadá, Alemania y , por supuesto, EE.UU y Micronesia votan en contra de la declaración de un Estado palestino.
Oriente Medio se encuentra sumergido en revueltas populares. En Israel, en cambio, la verdadera revolución acontece desde hace tiempo. Es una rebelión plena de fervor ideológico, más poderosa que cualquier manifestación ocasional.
La historia enseña que Israel no posee "fronteras históricas". Las fronteras, después de todo, "se han modificado en varias ocasiones de acuerdo a las circunstancias", escribió en 1918 David Ben-Gurión.
Mientras existan líneas rojas, siempre alguien se quejará de que la otra parte intenta traspasarla, y siempre un oficial en el lugar podrá afirmar - quizá con razón, desde su punto de vista - que el "área "gris" es en realidad roja.