Las autoridades israelíes no esconden su malestar por el afán de los países europeos de hacer negocios con Irán, tras aprobarse en julio el acuerdo nuclear con el Grupo 5+1 al que el Gobierno hebreo se opone férreamente y que supondrá el fin de las sanciones internacionales a la República Islámica.
Si bien no hubo declaraciones oficiales contra ningún país concreto, en Israel si se hicieron claros reproches a la Unión Europea (UE) tras los viajes a Irán del vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel; el viceministro suizo de Exteriores, Yves Rossier; los ministros de Exteriores de Francia, Laurent Fabius, e Italia, Paolo Gentiloni, éste acompañado por la ministra de Desarrollo Económico, Federica Guidi, y la jefa de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini.
El servicio de espionaje interno israelí, Shin Bet, señaló que «no hay suficientes pruebas para ilegalizar» al grupo judío ultranacionalista Lehavá.
La conclusión del Shin Bet es un duro golpe para el ministro de Defensa israelí, Moshé Yaalón, que había empezado a trabajar con los servicios de seguridad y expertos legales para intentar prohibir a Lehavá, que es racista con los árabes y lucha contra lo que llama «la asimilación» de los judíos.
Tres judíos de extrema derecha están arrestados bajo detención administrativa - sin obligación de informarles de los cargos que se les imputan ni juicio - después de que el fiscal general de Israel, Yehuda Weinstein, autorizara a aplicarles esta medida.
El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, hizo un llamado a la comunidad judía estadounidense en busca de apoyo a su posición contra el acuerdo nuclear entre Irán y las potencias mundiales.
Netanyahu expresó su postura en una transmisión por Internet en vivo con más de 10.000 participantes, de acuerdo con los grupos judíos estadounidenses que organizaron el evento.
El Gobierno israelí busca rebajar la tensión tras los asesinatos del bebé palestino Alí Dawabsha y la joven Shira Banki aplicando a terroristas judíos la detención sin imputación, practicada contra palestinos.
El gabinete de seguridad israelí calificó los actos «de terrorismo en todos los aspectos», y resolvió aplicar la «detención administrativa» también a extremistas judíos.
El Ejecutivo del primer ministro, Binyamín Netanyahu, estaba cada vez bajo más presión para hacer frente a los grupos de judíos ultranacionalistas violentos, después de los atentados criminales de este fin de semana.
Efectivos de la Policía israelí y del servicio secreto Shin Bet detuvieron a Meir Etinguer, principal sospechoso de terrorismo nacionalista judío, tras ataques a iglesias y a civiles palestinos.
Etinguer, de 24 años, originario del asentamiento judío de Givat Ronen al sur de Shjem en Cisjordania, fue arrestado en la ciudad de Safed, en la Alta Galilea, en una operación conjunta de la Unidad de Crímenes Nacionalistas de la Policía y agentes del servicio secreto, informaron fuentes policiales.
Entre la vergüenza y la estupefacción, el presidente israelí, Reuvén Rivlin, condenó el atentado terrorista judío en la localidad cisjordana de Duma, en el que murió el bebé Alí Dawabsha, de sólo 18 meses, y en que sus familiares resultaron heridos de gravedad.
«Para mi pesar, parece que hasta ahora fuimos flojos en nuestro tratamiento del fenómeno del terrorismo cometido por judíos», declaró.
Rivlin exhortó a que el Estado y la sociedad israelí hagan «una seria introspección».
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se reservan el derecho de atacar a los yihadistas afiliados al grupo Estado Islámico (EI) en la región egipcia y fronteriza del Sinaí, si estos atentan contra soldados o civiles israelíes.
La «amenaza terrorista procedente del Sinaí aumentó en los últimos años», dijo el general de brigada de las FDI Roí Elcabets.
El acercamiento militar entre Grecia e Israel modifica el equilibrio estratégico en los Balcanes. En su papel de madrina de los Hermanos Musulmanes, la Turquía de Recep Tayyip Erdogan se halla ahora del lado de los adversarios de Israel. Mientras tanto, la Grecia de Alexis Tsipras, con su aspiración de reunificar Chipre y su angustiosa necesidad de fondos, acaba de ponerse del lado del Estado judío.
La llegada de Tsipras al gobierno en Grecia hizo sonar las alarmas en Israel. Su partido, Syriza, apoyaba la causa palestina y exigía poner fin a la cooperación militar de Grecia con el Estado hebreo.
El Parlamento israelí aprobó una controvertida ley que permitirá alimentar forzosamente a los presos en huelga de hambre, pese a las peticiones en contra de asociaciones médicas.
La norma está destinada sobre todo a los palestinos, muchos de los cuales hicieron huelgas de hambre en los últimos años, la mayoría en contra de su situación de detención administrativa, una norma utilizada por Israel que permite encarcelar sin acusación, ni juicio y sin mostrar al reo pruebas contra él por periodos de seis meses renovables de forma indefinida.