Israel volvió a estar en el punto de mira de los medios internacionales y del mundo árabe y musulmán cuando la violencia provocó un cierre temporal de los accesos al Monte del Templo de Jerusalén y a sus mezquitas.
Buscar la paz y el entendimiento con quienes aceptan vivir en paz, sí. Claro que sí. Tratar de hallar vías de diálogo para llegar a un acuerdo ordenado o al menos a una situación concreta en la vida diaria , que permita vivir sin violencia y en mutuo respeto entre israelíes y palestinos, por supuesto. Pero eso no significa ni dejar de combatir el terrorismo, ni cerrar los ojos a las diferencias entre los dos mundo: el del terrorismo y la violencia, y el del mundo libre que está a años luz de distancia.
Al reconocer oficialmente a un Estado palestino, el Gobierno sueco desató la ira del Ejecutivo israelí. El canciller Liberman censuró la decisión que calificó de «desafortunada» y señaló que «entender Oriente Medio es más complicado que armar un mueble de Ikea».
Acusar al Estado judío de implementar un régimen de apartheid es interpretado por sus voceros oficiales y allegados como una de las imputaciones más denigrantes e inadmisibles. Reconocer su existencia de alguna manera puede hacer tambalear hasta los más férreos ideales históricos.
«Mini Intifada», le llaman algunos. «Intifada light», dicen otros. Se refieren a la violencia de las últimas semanas en Jerusalén, una serie de continuos incidentes de pedreas y lanzamiento de botellas incendiarias hacia automóviles, autobuses, civiles, policías, el tren ligero, paradas de transporte colectivo y demás sitios en la capital israelí, protagonizados por jóvenes palestinos, inclusive por numerosos niños.
Cuando el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, inició sus esfuerzos para forjar una paz entre israelíes y palestinos, argumenté que se trataba del último tren para una solución de dos Estados. Si no funcionó, podría significar que el concepto de dos Estados fue expuesto nada más que para de salir del paso.
Bibi no te necesita. No quiere tu tipo de apoyo a Israel, donde quiera que estés. Quiere que la barra brava de «La Familia» de Beitar Jerusalén y los kahanistas se queden y que tú te vayas.
Si eres anti-judío, estas líneas no son para tí. Ya dijo Sartre que el antisemitismo es una pasión, y a éstas no se las apacigua con lógica. Si eres pro-palestino estas líneas pueden ser de utilidad, porque parto de la premisa que tu deseo es la prosperidad del pueblo palestino. De todos modos, no quiero pecar de optimismo exagerado ya que pro-palestinos no abundan en esta contienda.
ACLARACION: Cualquier similitud con acontecimientos históricos del judaísmo es pura casualidad.
La zona de Cisjordania fue conquistada por Israel durante la Guerra de los Seis Días en 1967. Según normas internacionales, el territorio es considerado en litigio, y por lo tanto, está bajo control de la autoridad militar israelí con ciertas ampliaciones como consecuencia de los Acuerdos de Oslo de 1993.
Naor Narkís intentó ilusoriamente resucitar un muerto. Este joven israelí, radicado en Berlín, se convenció que llegó el momento de movilizar sus pares israelíes que en su gran mayoría se ven imposibilitados en el Estado judío de formar familias con bases de una sólida independencia económica.