Si los padres de la democracia (como Locke o Rousseau) resucitaran y observaran el sistema político norteamericano de hoy, seguramente darían media vuelta y retornarían rápidamente a su mausoleo.
Señor presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás , es con gran dolor que escribo estas líneas tras haber escuchado su discurso días atrás ante la Asamblea General de la ONU. Me dolió no porque pensara que usted tiene que elogiar a Israel o concordar con las políticas del Gobierno de Netanyahu.
«No olvidamos y no pernonamos», dijo Mahmud Abbás, el presidente de la Autoridad Palestina (AP) ante la Asamblea General de la ONU, no sin antes haber acusado a Israel de genocidio tras la última ronda de violencia en Gaza.
Susanita, la amiga de Mafalda, la genial creación de Quino, decía que miraba los periódicos para confirmar cuán buena gente era ella. Más allá de la frivolidad de la rubita, hay algo cierto en eso de las comparaciones; para bien o para mal, cuando nos fijamos en lo que hacen o dejan de hacer los otros siempre tendremos una perspectiva distinta de lo que nosotros mismos estamos haciendo o dejamos de hacer, y sobre todo en qué circunstancias.
Capitán de un barco a la deriva desde que el ministro de Exteriores israelí, Avigdor Liberman, decidiera en julio romper la alianza de su partido con el Likud, el primer ministro Binyamín Netanyahu trata de hallar un puerto seguro para afrontar el tsunami político que se le avecina en 2015.
Es claro el sentido de la narrativa en el paraíso. Los seres humanos vivían libres y, por lo tanto, felices, sin que ninguno prevaleciera sobre el otro. Pero Dios puso una sola condición, no podían comer del árbol «del conocimiento del bien y del mal», es decir que nadie tenía la facultad de decidir qué era bueno y qué era malo. Hasta que un día la serpiente los convenció de comer de los frutos del árbol prohibido, diciéndoles que cuando lo hiciesen «serán como Elohim».
A la mayoría de los israelíes, sobre todo a los de derecha y centro, les resulta conveniente creer que la actual hostilidad hacia Israel está anclada en el antisemitismo.
Ante la creciente ola de manifestaciones antiisraelíes y antijudías como consecuencia del operativo «Margen Protector,» Jack Terpins, presidente del Congreso Judío Latinoamericano, afirmó que «la situación nunca ha sido tan mala para los judíos de nuestra región» [1].
El discurso de Barack Obama constituye una declaración de guerra contra el llamado Estado Islámico (EI) y contra las nuevas formas de yihadismo más allá de Iraq y Siria. Se trata también de un reconocimiento al peligro que este yihadismo representa para el mundo y para los países árabes.
Hay tres cosas en la vida que nunca se debe hacer de manera ambivalente: casarse, adquirir una vivienda e ir a la guerra. Por desgracia, estamos a punto de realizar la N° 3. ¿Deberíamos hacerlo?