Difícilmente James Vanderbilt pensó en su momento que su imaginación estaba anticipándose a una realidad. Su guión de la película «Asalto al poder» («White House down»; EE.UU; 2013) detalla los acontecimientos de la toma de la Casa Blanca por un grupo terrorista.
Hace más de 20 años que Argentina tiene una herida abierta; una deuda pendiente con 85 personas asesinadas en el atentado contra la AMIA.
El presidente Obama fue criticado por no haber asistido a la gigantesca marcha antiterrorista en París. Esas críticas fueron acertadas. Pero es típico de la política estadounidense actual que nos enfoquemos en eso y no en lo que realmente haría que el mundo sintiera que finalmente estamos enfrentando en serio la amenaza terrorista.
El año 2014 ha llegado a su fin con un empate estratégico sobre los principales frentes que Israel está tratando.
Nada está aislado en este fenómeno ideológico que nos ha declarado la guerra global. A pesar de que se habla de «lobos solitarios», sería un error considerar la tragedia de París como un hecho individual. Y para ayudar a desmentirlo, aporto algunos datos para entender la bien trabada telaraña yihadista.
Ni manifestaciones masivas, ni pancartas ni titulares periodísticos expresando horror y solidaridad con las víctimas. Nadie dijo «Je suis Super Kosher». Parece que hay muertos de primera y segunda categoría. Sin duda, es mucho más lucido identificarse con reconocidos artistas o intelectuales que con ignotos judíos, supuestamente religiosos, que simplemente van a comprar su comida al super.
Si se toma el ataque a «Charlie Hebdo» como un hecho aislado, nos veremos impedidos de entender y medir la gravedad que implica.
Estamos conmocionados. Tres individuos, con agua en el alma y mierda en el cerebro, entraron en la redacción de unos humoristas y dispararon al corazón de la libertad. Y lo hicieron allí donde la ilustración puso luz a la razón y envió a los dioses a casa.
A pesar de la gran emoción que ha despertado en el mundo el atentado en París contra la redacción del semanario «Charlie Hebdo», que por ahora dejó un saldo de 12 muertos, 4 heridos graves y varios más leves, existe el peligro de que esta acción terrorista sea vista como otro episodio más de la lucha del islamismo radical contra sus críticos en Europa. Algo así como la «fatwa» contra Zalman Rushdie, pero en una escala más espectacular.
Se puede disentir con las posiciones políticas o ideológicas de Binyamín Netanyahu, pero nadie puede poner en duda sus cualidades como líder. Fuera de su sagacidad, sobresalen claramente su cautela y sosiego con que manipula drásticas acciones y medidas con sus aliados como contra sus contrincantes y enemigos. En ese contexto llama poderosamente la atención el enérgico cambio de actitud en el momento de responder a la última decisión de la Autoridad Palestina (AP) de adherirse al Estatuto de Roma y la Corte Penal Internacional (CPI).