Israelíes y palestinos viven encarcelados en lo que cada vez se asemeja más a una burbuja herméticamente cerrada. Con los años, dentro de esa burbuja, cada grupo generó justificaciones sofisticadas para cada acto que comete.
Cuando en Oriente Medio se siembra el escepticismo, la visita del Papa Francisco concentra la atención de todos. El pontífice llega a la región en un momento muy sensible, cuando hace pocos días se han interrumpido las negociaciones entre israelíes y palestinos auspiciadas por los Estados Unidos.
Tzipi Livni goza de una prolongada experiencia partidaria y, justificadamente, tenía serias aspiraciones políticas de llegar a ser, después de Golda Meir, la segunda mujer que obtiene el cargo de primer ministro de Israel.
El desafío de esta nota es explicarle con palabras, a una buena mujer, un buen hombre, a gente buena en un sentido simple del concepto, que una foto de un niño palestino herido, sostenido en los brazos desesperados de su padre o madre desbordada por la angustia, es una trampa terrorífica, a pesar de esa tragedia. Apelando a la bondad bien intencionada del lector y lectora, lo intentaré aclarar con la mayor humildad y consideración.
El hallazgo de los cuerpos de los tres jóvenes israelíes secuestrados el 12 de junio vuelve a alejar la de por sí esquiva paz entre israelíes y palestinos, complica más aún la situación interna palestina y agudiza el nada nuevo interrogante acerca de cómo se pone fin al terrorismo.
A principios del siglo XXI todavía hay un pueblo en España cuyo nombre recuerda los tiempos siniestros en los que unos españoles mataban a otros por su religión: Castrillo Matajudíos.
El mes pasado se ha presentado al mundo lo que el analista israelí Orit Perlov describe como los dos modelos dominantes del gobierno árabe: ISIS y SISI.
Según el mejor folklore israelí, la conquista de una pollera, verídica o no, es motivo que impulsa a los hombres a salir corriendo de inmediato para contar y alardear ante los «muchachos». Pareciera que algunos altos oficiales del Ejército israelí se contagiaron de una conducta similar cuando se presentaron a rendir cuentas del operativo «Margen Protector» con motivo de la primera tregua por 72 horas pactada con Hamás.
La historia vuelve a repetirse. La misma confrontación, el mismo, el mismo final.
Con Netanyahu obsesionado con una profunda sed de venganza («Hamás las tiene que pagar») nos lanzamos al operativo «Margen Protector». Logramos nuestro objetivo, fijamos precio y lo cobramos. Ahora estamos satisfechos. Una patriota israelí, Talya Shilok Edry, logró resumir en una frase en su Facebook toda la esencia de la sociedad judía de Israel de estos días: «Tengo un orgasmo de ver como las Fuerzas de Defensa de Israel bombardean edificios en Gaza con familias y niños… boom… boom» [1].
En estos días nos encontramos con un recordatorio de por qué Israel es el único aliado verdaderamente democrático de Estados Unidos en Oriente Medio; vino en forma de una noticia que, supuestamente, se considera un baldón para el Estado judío. Ehud Olmert, ex primer ministro y favorito de los partidarios del proceso de paz de todo el mundo, fue condenado a seis años de prisión por delitos de corrupción.