Todos critican a Netanyahu, desde los palestinos hasta el Shimón Peres, quien recientemente lo responsabilizó de paralizar la firma de un acuerdo de paz en 2011.
¿La acción militar de Israel en Gaza es defendible desde un punto de vista moral? Existen diferentes respuestas posibles para esta pregunta. Algunas dependen de respuestas a interrogantes previos sobre la fundación del Estado de Israel, las circunstancias que llevaron a muchos palestinos a convertirse en refugiados y la responsabilidad por el fracaso de esfuerzos anteriores por alcanzar una solución pacífica. Pero dejemos de lado estas cuestiones - que ya fueron investigadas con mucha profundidad - y centrémonos en los asuntos morales planteados por el último estallido de hostilidades.
Ahora que empieza el Mundial, vale la pena entender cómo se eligen a los jugadores de cada selección nacional. La forma más sencilla es la de siempre: cada país designa a su propio DT y éste determina el equipo. No hay mayores problemas.
Una gran euforia acompañó al Papa Francisco, al Rabino Skorka y al Imam Abboud cuando pocos días atrás oraron frente al Muro de los Lamentos y juntos pregonaron a viva voz «lo logramos». Sus allegados aseguraron que se trató de un hito histórico de dimensiones incalculables, «una iniciativa que pretende traer un nuevo espíritu, un nuevo aire» [1], y cuyo resultado será la estrepitosa caída de todos los muros que separan a palestinos de israelíes [2].
En el momento de escribir estas líneas, domingo de noche, en Jerusalén, el Estado de Israel ya se halla en una de las jornadas más tristes de su calendario: Iom Hazikarón, el día recordatorio de los caídos: de los soldados, policías, miembros de los diversos servicios de seguridad, que cayeron en el campo de batalla durante su servicio, así como también de los civiles muertos, la enorme mayoría en atentados terroristas.
Pospuse venir a Israel, esperando que se aclarara la situación en Gaza; no en términos de lo que está sucediendo sino de cómo podría terminar de manera estable. Estando aquí ahora, me queda claro que hay una forma en que no sólo podría detenerse esta cruel guerrita, sino que se detendría de tal manera que los moderados de la región, que básicamente estuvieron ausentes, podrían tomar la iniciativa.
En una guerra no existen las fuerzas y los medios desproporcionados, como quieren los lerdos de la ONU. Los bandos contendientes actúan y combaten de acuerdo con sus posibilidades. Si Hamás lanza un misil sobre Israel e Israel responde con tres misiles contra Hamás, no hay desproporción. Sucede que Hamás tenía un misil y los israelíes, tres; sencillamente.
La semana pasada se constituyó en la Autoridad Palestina (AP) el Gobierno de unidad nacional apoyado por Al Fatah y Hamás después de siete años de una lucha fratricida que debilitaba seriamente su causa.
Los discípulos del movimiento de colonización judía en los asentamientos en Cisjordania consideraron a la Guerra de los Seis Días como el cumplimiento de una etapa de la redención; sin embargo, muchas otras personas creen que esa guerra perjudicó a Israel. Ellas están convencidas de que el conflicto palestino-israelí tuvo graves consecuencias sobre la imagen del Israel laico y democrático.
Fuentes con excelentes conexiones informaron recientemente desde el Infierno que el ex Führer alemán, Adolf Hitler, declaró que deseaba volver a la tierra para convertirse en un líder de izquierda.