Yo, Boaz Gaón, en pleno uso de mis facultades mentales, por la presente me ofrezco en venta al AIPAC. Si el comité rechazara mi oferta, cedo la oportunidad a Sheldon Adelson.
La única duda que tengo con respecto al presidente Obama e Israel es si él es en efecto el presidente más proisraelí de la historia o simplemente uno de los más pro-israelíes.
Con Irán cayendo en picada y Assad hundiéndose, también Hezbolá ha entrado en decadencia. Aquellos días de embriaguez de poder han concluido. El eje chiíta lucha actualmente por sobrevivir, y Hezbolá se ha convertido en la organización más odiada del mundo árabe. Aquellos que apuestan por el presidente sirio, que no duda en llevar adelante su salvaje carnicería, lo acompañan en su matanza.
El año pasado estuvo signado por continuos casos de radicalización religiosa a lo largo de todo Israel. Segregación por género en los autobuses; incremento en el número de denuncias realizadas por cantantes femeninas en Tzáhal y en otros lugares; extremismo y violencia ultraotodoxa en Beit Shemesh, fueron sólo algunas de las historias que ocuparon los titulares de los últimos meses.
«Habrá paz el día en que los árabes amen más a sus hijos de lo que odian a los nuestros» (Golda Meír)
En el medio año transcurrido desde que escribí mi artículo «Porqué Golda Meír tenía razón» (1) (Hurryet Daily News, 23.8.12) la cantidad de muertos en Siria aumentó de 2000 a más de 7000 - unas cinco veces las víctimas palestinas en la operación israelí «Plomo fundido» a fines de 2008 y comienzos de 2009.
«Alejado de la realidad»; «sólo sabe usar la fuerza; «delirante»; «mentalmente perturbado». Son sólo algunos de los términos peyorativos lanzados contra el presidente de Siria, Bashar al-Assad. Quienes lo condenan y maldicen no son sionistas, imperialistas ni ninguna otra clase de enemigos de la nación árabe, sino parte integrante de ella; ciudadanos sirios rebeldes y sus partidarios en el mundo árabe.
Ante la aparición de un cuerpo maligno en el organismo, los médicos recomiendan su extirpación. El paciente asustado recurrirá a algún curandero que prometa una sanación total. Algunos se sentirán mejor gracias al efecto placebo; sin embargo, la fisiología pronto se encargará de derrotar a la psicología. La medicina del chamán resulta así peor que la enfermedad.
Por fin el Likud y la derecha moderada han encontrado una fórmula para salvar el conflicto palestino-israelí. Ya no habrán de referirse más a la «resolución del conflicto». Ahora la frase es «gestión del conflicto».