Muy poco después de circular las noticias sobre el atentado contra la Embajada israelí en Nueva Delhi y el intento frustrado en Tibilisi, Georgia, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu declaró que «Israel no cesará de combatir el terrorismo internacional», agregando que «Irán es el mayor exportador de terrorismo» y señalando explícitamente que detrás de los atentados están «Irán y su cliente Hezbolá».
Nuestro dúo favorito, Bibi y Barak, actúa como si fuera aquel «Rambo» de Sylvester Stallone: un verdadero «macho» que siempre termina ganando en todas sus películas. Luchando contra poderosos enemigos, Rambo transpira, acaba con un ojo morado - o con los dos -, sangra, pero al final gana, con la música de fondo apropiada.
El actual debate público en Estados Unidos e Israel se centra obsesivamente en la posibilidad de atacar a Irán con el objetivo de poner fin a sus ambiciones nucleares; apenas si se consideran los desastrosos efectos - en términos estratégicos - que pueden tener sobre el gobierno iraní, los acontecimientos que se desarrollan hoy en Siria.
Durante casi un siglo, se ha considerado un hecho indiscutible lo siguiente: El «padre de todos los conflictos» en Oriente Medio es el conflicto árabe-israelí. Si lograra ser resuelto, pensaba el mundo, asistiremos al descenso de una cósmica tranquilidad sobre toda la región. Se escribieron un sin número de «investigaciones» acerca del conflicto, inflándolo hasta convertirlo en una amenazante burbuja a punto de explotar.
Capriles Radonski es un hombre valiente. Seguramente sabía que al postularse como candidato único de la oposición al presidente Hugo Chávez de cara a las elecciones de octubre en Venezuela, entraba en la boca del lobo.
Una guerra se avecina. Sólo un milagro podría evitarla. Ambas partes han estado preparándose para ella durante años. Los dos estados se ocupan de destinar recursos, de llevar a cabo ejercicios militares, de utilizar medios de inteligencia, de generar incertidumbre y de reafirmar públicamente posiciones que no contemplan ninguna marcha atrás. Israel e Irán se enfrentan actualmente a un escenario de guerra fría cada vez mayor, ambos países en curso de colisión casi seguro. Una guerra está próxima.
Gideon Saar presionó a los estudiantes que participan de la protesta de los profesores, quienes rechazan abiertamente la realización de visitas escolares a Hebrón. De hecho, es Hebrón el que está en el centro de la polémica, y sin duda, también en el centro del debate educativo.
Ciertas actitudes despectivas que en otros países se atribuyen a los israelíes: prepotencia, soberbia, comentarios malignos, desprecios en relación a lo diferente y otros condimentos, constituyen, de ser ciertos, la antesala de la discriminación, donde se cocinan los prejuicios y el patrioterismo de cuarta.