Admito que nunca creí que habría de llegar el momento de tener que escribir estas palabras. Lo hago porque el presidente de EE.UU, Barack Obama, ha convencido al presidente palestino, Mahmud Abbás (Abu Mazen) de no anunciar, en este preciso momento, el desmantelamiento de las instituciones de la Autoridad Palestina, y la «devolución de las llaves» de la autoridad de los territorios palestinos a Israel.
«Si a todos nosotros nos piden la vida, seguro la daremos…» Corría la noche del 9 de mayo de 1982. La guerra con Gran Bretaña llevaba ya ocho días, y Diego Maradona, la figura de la selección de fútbol que se preparaba para el Mundial de España, hacía saber al país hasta dónde podría llegar su sacrificio en defensa de las Malvinas, las islas que la dictadura militar había recuperado el 2 de abril.
En base a la experiencia del pasado y la declaración de Shelly Yachimovich que no ve pecado ni delito alguno en la colonización judía de Cisjordania, en mi artículo de dos semanas atrás presagiaba la gran posibilidad de su futuro acople a la coalición de Netanyhau.
Netanyhau continúa su brillante y sofisticada campaña para convencer al mundo y sus más destacados líderes que Israel bajo su mandato es la parte más positiva en favor de la solución de dos Estados para dos pueblos.
A diferencia de Evita Perón en el famoso musical, Tzipi Livni no necesita ponerse a cantar «No llores por mí, Israel» en el balcón. En primer lugar, porque no hay nadie en las plazas de la ciudad llorando por su aciago destino. En segundo lugar, porque fue Livni quien provocó el vergonzoso derrumbe sobre sí misma con sus acciones equivocadas. Y si alguien debería llorar, es ella, por encima de su propia arrogancia.
Así pues, Francia es un país en el que, en 2012, y en su tercera metrópolis, se puede disparar contra una escuela judía y matar a varios niños a quemarropa. La investigación esclarecerá, o eso cabe esperar, las circunstancias de esta tragedia, la identidad del asesino, sus posibles móviles.
El lunes 19 de marzo será recordado como un día negro para Europa. Ese día, cruzó el «punto de no retorno», luego de que largos años de corrección política e intentos de congraciamiento con el mundo árabe condujeran al entierro definitivo del discurso liberal del continente, que ha pasado a ser un completo y retorcido absurdo.
En tanto nos ocupábamos de terroristas islámicos que llegaban a Europa occidental desde Oriente Medio, y que no formaban parte de la sociedad local, era posible controlarlos y frustrar sus planes. Eran extranjeros.