Noam y Aviva Shalit tienen serios motivos para plantear esta pregunta. El 25 de junio se cumplen cuatro años desde que su hijo Guilad, en aquel entonces un joven soldado de 19 años en su servicio militar obligatorio, fue secuestrado por Hamás y llevado a la Franja de Gaza.
Una palabra expresa siempre en sí un significado. La que hemos escuchado repetidamente en estos últimos días, se integra con cinco letras: miedo, temor.
Los que justifican su impotencia en el miedo, siguen describiendo un monstruo que funciona casi como un espejo.
Supongamos que el gobierno israelí tenía una bola de cristal mediante la cual podría haber sabido exactamente cómo culminaría el intento de dominar al Mavi Mármara, incluyendo las secuelas políticas. ¿Aún así se hubiera decidido operar de la manera que se hizo?
Si el gobierno de Netanyahu quiere negociar en serio con los palestinos, tal cual dice el primer ministro, debe tomar la iniciativa, ir al frente, estar siempre tres pasos más adelante. Debe dejar de lado la defensiva diplomática.
Si Netanyahu no conduce a una iniciativa propia - bilateral, unilateral, permanente o temporaria - provocará que Israel pierda los pocos vestigios de inmunidad que le restan. Eso puede convertirnos en un país despreciado y poner en peligro a los judíos del mundo.
El mundo acusa; nosotros preguntamos. El mundo acusa de abusos; nosotros preguntamos ¿todos los abusos? El mundo acusa de excesivo uso de fuerza; nosotros preguntamos nuevamente ¿todos los abusos?
Cualquier intento de utilizar la fuerza que no sea con el propósito de defensa propia, nos traerá más y más desastres, como el que nos ocurrió en aguas internacionales, en el mar abierto, frente a las playas de Gaza.
Quien vio los noticieros en el país y en el exterior, quizás olvidó algunos hechos simples: Israel no inició el encuentro en altamar, ni comenzó la provocación, ni atacó con armas blancas y armas de fuego a soldados. No es Israel quien debe rendir cuentas.
Pasarán bastantes días hasta que se aclaren, si es que esto sucede, los detalles del operativo de incursión a la flotilla de barcos que navegaban hecia a la Franja de Gaza.
Que si la flotilla de activistas llega a las costas de Gaza, que si la flotilla de activistas no llega a las costas de Gaza. Todos sabemos de que se trata. ¿Entonces quién tiene razón? ¿aquél que tiene la razón o aquél tiene la fuerza?